Asesoramiento: Lic. Fabiana Alejandra Cisneros • Esp. Educación Especial • MPC 3342 Psicopedagoga
CONCIENCIA Centro Pediátrico de evaluaciones cognitivas • Cnel. Dávila 791 Bº C. de Nieva / Tel. 388 5121111
Centro de Rehabilitación “Santa María” • Armonía 320 Bº Chijra, S. S. de Jujuy / Tel: 4264628
Mi lugar, tu lugar, el lugar de todos y a la vez, el lugar de ninguno. Cuando pensamos en lo que nos corresponde muchas veces perdemos la noción de lo que le corresponde al otro, ese diferente a mí, pero tan semejante, con los mismos derechos que vos y yo.
Cuando pensamos en inclusión no debemos pensar en términos de un “favor”, sino en el respeto por el derecho a la educación, la participación en actividades sociales, laborales, recreativas, en igualdad de oportunidades y calidad. Cuando hablamos de inclusión, hablamos del respeto a la diversidad de género, a la cultura, a la discapacidad y la historia que cada ser humano porta en su ADN de vida.
En este sentido la educación inclusiva surge de la convicción de que el derecho a la educación es un derecho humano fundamental que está en la base de una sociedad más justa.
Hay un tercer rol, que tiene que ver con el diagnóstico en el caso de metástasis o recidiva, en el que también debemos definir si existe relación entre la enfermedad mamaria previa y la enfermedad actual, aunque hayan pasado muchos años. Se procede de la misma manera, determinando qué tumor es y qué perfil de inmunohistoquímica tiene.
Una buena práctica inclusiva en la escuela, emerge en cuanto los estudiantes se convierten en el centro del proceso educativo, cuando los docentes logramos reconocer quienes son, cómo aprenden, cuáles son sus intereses, debilidades y fortalezas, sus entornos culturales y sociales, y bajo esta premisa es que consideramos que desde la enseñanza podemos ofrecer mejores opciones para que todos se involucren activamente y encuentren sentido al mundo en el cual están insertos.
Desde este enfoque de inclusión, la educación para la diversidad busca propiciar el reconocimiento de las diferencias, así como su aceptación y valoración positiva como punto de partida para abordar el trabajo en las aulas, espacio por excelencia donde convergen estudiantes que presenten dificultades como así también aquellos que se destacan pudiendo progresar y obtener resultados a la medida de su potencial real, tanto a nivel cognitivo como personal o social.
Este proceso implica pensar la escuela como un espacio de acceso a la educación sin exclusión de ningún tipo, promoviendo el respeto por las individualidades y el desarrollo integral de los sujetos de aprendizaje como sujetos de derecho, significa una revisión ética y valorativa del proyecto educativo en las diferentes dimensiones que lo componen.
La escuela inclusiva debe dar lugar a la igualdad de logros educativos independientemente del origen, posibilidades, capacidades cognitivas, o habilidades sociales que distinga a cada estudiante que habita la institución escolar. La educación inclusiva no es un favor, es un derecho que nos constituye como sociedad.