
Asesoramiento: Lic. María Florencia Medina. Psicóloga esp. niños y adolescentes M.P. 559
Susana Hubeid 126 Barrio Bajo la Viña – S.S. de Jujuy de lunes a viernes de 9.30 a 12 y de 15.30 a 20 Cel. + 54 9 3884349227
Lo primero que debemos poder comprender como papás de niños que se encuentran entre los 18 meses y 5 años, es que el momento de los berrinches es un momento muy importante en su proceso de crecimiento, y por ello debemos pensar sobre cuáles son las mejores herramientas para poder acompañarlos en ese proceso y por supuesto que logren su regulación emocional que es la meta final de este proceso.
Desde que nuestro bebé nace se encuentra en el mundo de lo inmediato, tiene hambre y lo alimentamos, necesita que le cambien el pañal y lo hacemos, tiene sueño y lo ayudamos a dormir. Pero alrededor de sus 18 meses empieza a desear de una manera más consciente, ya sabe que quiere ese juguete, subirse a esa silla y comer esa galleta. Y cuando le decimos que no, tiene que realizar un proceso muy complejo de desactivar ese deseo y reducir la frustración, lo que por motivos fisiológicos no podrá lograr todavía.

Es importante que comprendamos que existen tres tipos de Berrinches:
1 – Emocionales: Cuando desea algo y no puede obtenerlo.
2 – Fisiológicos: Cuando por ejemplo salimos de paseo toda una tarde, hacemos muchos trámites y ellos al final se encuentran cansados y con la necesidad de dormir, pero nosotros no nos damos cuenta o no podemos satisfacer ese deseo en ese momento. Es importante comprender que este berrinche solo se calma con la satisfacción de esa necesidad.
3 – Y los berrinches secundarios, que son quizás los que más motivan las consultas con un profesional, y es cuando los niños aprendieron que luego del berrinche consiguen lo que quieren. Y es en este punto donde necesitamos hablar del importante mundo de los límites, y de cómo sostenerlos con firmeza y amor.

Cuando mi hijo/a llora, se tira al piso, descarga físicamente las emociones que no puede todavía auto regular de otra manera, es cuando mi trabajo y desafío es mostrarle que estoy para acompañarlo, que entiendo su angustia, y ofrecerle soluciones a lo que está sintiendo en ese momento, SIN CAER EN LA TRAMPA de darle lo que me pide por medio del berrinche si yo considero que no es bueno para él, y de hacerle comprender como adulto y desde el lugar que ocupo porque sí y porque no. Sin más culpas y sin amenazas que lo hagan sentir más frustración y así el ciclo vuelva a comenzar.