Asesoramiento: Lic. Fabiana Cisneros. Licenciada en educación especial – Psicopedagoga (MPC 3342)
CONCIENCIA Centro Pediátrico de evaluaciones cognitivas – Cnel. Dávila 791 – B° Ciudad de Nieva – S.S. de Jujuy Cel. +54 9 3885121111
Centro de Rehabilitación “Santa Maria” Armonı́ a 320 B° Chijra – Tel. 4264628
Sabemos que los/as niños/as al crecer van adquiriendo progresivamente habilidades, capacidades y destrezas. Pero también sabemos que no todos/as lo hacemos de la misma forma, ritmo y tiempo.
Los padres y madres esperamos de manera ansiosa que aprendan a hablar, a caminar, a controlar los esfı́nteres y un sinfı́n de logros más que nos hablan del progreso en su desarrollo y festejamos cada uno de ellos.
¿Qué pasa con los aprendizajes esperados en la escuela? ¿Qué son y que implican? ¿acompañamos igual durante su desarrollo? ¿los festejamos?
A veces si, otras veces no y no porque no tengamos ganas de hacerlo, sino simplemente porque ponemos tanto la mirada sobre los mayores logros que olvidamos mirar los pequeños sobre los que asientan aquellos que “esperamos”. Según los datos los resultados APRENDER 2022, tan solo 13 de cada 100 estudiantes que dieron inicio al trayecto por el nivel primario durante el 2011 llegaron a culminar el nivel secundario (en términos de trayectoria teórica) en el año 2022 con aprendizajes esperados en lengua y matemática.
En el ámbito escolar, el aprendizaje esperado evalúa la capacidad del conocimiento y alcance de objetivos propuestos por el /la docente, en otras palabras, lo que se considera que deberı́ a aprender según lo planificado. ¿Y si no sucede? ¿Será que el aprendizaje esperado no se logra porque el estudiante no puede? ¿O será que debemos cambiar la mirada y dejar de poner el peso sobre el/la estudiante y reconsiderar si la propuesta de
enseñanza es la apropiada?
En términos de accesibilidad, una vez más hago foco en ello, una sola forma de enseñar y evaluar ante 20, 30, 35 formas posibles de aprender procesar información y demostrar lo aprendido en el aula, no estaría siendo suficiente ni favorecedora para el alcance de los aprendizajes
esperados. Aquı́ es donde me detengo y los ejemplos prácticos son útiles, si debo llegar a destino porque tengo una reunión de trabajo y la ruta de acceso que siempre utilizo está cortada temporalmente ¿qué hago? Simple, busco una o varias rutas alternativas para llegar, planifico y modifico en que ir, considero los tiempos, las posibles dificultades y opciones alternativas en el caso que algo no salga según lo planeado para llegar a la reunión.
La planificación de una propuesta pedagógica para lograr aprendizajes no esta lejos de este ejemplo tan sencillo, si utilizo solo una ruta y no puedo acceder, no llego a la reunión, lo “esperable” no sucede. Si por lo contrario busco caminos alternativos, pienso en los medios (recursos) ajusto tiempos, reviso el plan de acción (actividades) pensando en los posibles obstáculos y una vez identificados, existe un plan B, C o D, seguramente
lograremos alcanzar junto a nuestros/as estudiantes los aprendizajes esperados y quien sabe hasta superarlos.
La invitación esta vez, como tantas otras, es considerar que los/as estudiantes que hoy habitan nuestras aulas, no son lo que las habitaban hace tiempo atrás, entones las prácticas de enseñanza no pueden seguir sujetándose a la respuesta homogénea. No todas nuestras prácticas de enseñanza son “compatibles” con todos nuestros/as estudiantes de HOY. Tampoco se trata de hacer a cada uno una propuesta, pero si de brindar rutas alternativas para el acceso al aprendizaje y la posibilidad de demostrar de forma variada los saberes adquiridos.
El punto de partida está en pensar: ¿A quién enseño?, ¿Qué enseño? ¿Cómo lo enseño? ¿Dónde lo enseño? Y sobre todo ¿Para qué lo enseño?