
ASESORAMIENTO: Dra. Colina, Verónica. (MP 3677 • MN 118943) . Pediatra (SAP) esp. en Dermatología Infantil (UBA)
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El acné es una afección común de la piel que afecta a personas de todas las edades, especialmente durante la adolescencia. Aunque a menudo se asocia con la pubertad, también puede aparecer en la adultez. Comprender sus causas y cómo los hábitos de vida influyen en su aparición y
evolución es clave para su prevención y tratamiento.

¿Qué causa el acné?
El acné se desarrolla cuando los poros de la piel se obstruyen con sebo (grasa natural de la piel), células muertas y bacterias. Diversos factores pueden contribuir a su aparición:
· Cambios hormonales: Durante la adolescencia, el embarazo y ciertos momentos del ciclo menstrual, las hormonas aumentan la producción de sebo, lo que favorece la obstrucción de los poros.
· Genética: Si los padres han tenido acné, es más probable que sus hijos también lo padezcan.
· Estrés: Puede agravar el acné al aumentar la producción de ciertas hormonas que estimulan las glándulas sebáceas.
· Uso de productos inadecuados: Cosméticos o productos para el cuidado de la piel que no son “no comedogénicos” pueden obstruir los poros.
· Alimentación y estilo de vida: Aunque por mucho tiempo se ha debatido su relación, hoy se sabe que ciertos alimentos y hábitos pueden influir en la aparición del acné.
Alimentación y acné: ¿mito o realidad?
Si bien la comida por sí sola no causa acné, algunos estudios han demostrado que ciertos alimentos pueden favorecer su aparición o empeorarlo:
1 – Dieta alta en azúcares y carbohidratos refinados: Pan blanco, pasteles, bebidas azucaradas y otros alimentos con alto índice glucémico pueden aumentar los niveles de insulina y estimular la producción de sebo.
2 – Productos lácteos: Se ha observado que el consumo excesivo de leche, especialmente desnatada, puede estar relacionado con la aparición de acné en algunas personas.
3 – Comida ultraprocesada y grasas saturadas: Los alimentos ricos en grasas no saludables pueden aumentar la inflamación en el cuerpo, lo que puede agravar el acné. Por otro lado, una alimentación rica en frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables (como la palta, frutos secos y pescado) puede contribuir a una piel más saludable.
Ejercicio y salud de la piel
La actividad física tiene múltiples beneficios para la piel, ya que mejora la circulación sanguínea y ayuda a reducir el estrés, un factor que puede empeorar el acné. Sin embargo, es importante tomar ciertas precauciones:
1 – Ducha después de hacer ejercicio: El sudor mezclado con grasa y suciedad puede obstruir los poros y empeorar el acné, especialmente en la espalda y el pecho.
2 – Uso de ropa transpirable: Evitar prendas ajustadas y sintéticas ayuda a reducir la fricción y la acumulación de sudor en la piel.
3 – Limpieza adecuada del rostro: Usar productos suaves después del ejercicio evita que el sudor y las bacterias acumuladas causen brotes.
Cuidados básicos para la piel con acné
- Limpieza diaria: Lavar el rostro dos veces al día con un limpiador suave sin jabón.
- Hidratación: Usar una crema hidratante no comedogénica para evitar el exceso de sequedad.
- Protección solar: Aplicar protector solar de amplio espectro, ya que el sol puede empeorar las marcas de acné.
- Evitar manipular los granos: Explotar espinillas o barros puede causar infecciones y cicatrices.
- Consulta con un especialista: Si el acné es persistente o severo, un dermatólogo puede recomendar tratamientos adecuados.
El acné es una afección compleja influenciada por factores hormonales, genéticos y ambientales. Si bien la alimentación y el ejercicio no son causas directas, sí pueden desempeñar un papel importante en su prevención y control. Adoptar hábitos saludables y cuidar la piel adecuadamente puede hacer una gran diferencia en su manejo y en la salud general de la piel.