Asesoramiento: Lic. Ana Mamani M.P.123 Nutricionista – Prof. Adjunta UCSE DASS – docente IES PATERSON – CAPS dependientes del Hospital Gob. Ing. Snopek
Libertad 1011 Cdad. de Nieva
Cel. 0388-155720345

Constituyen una ventana de oportunidad para promover el desarrollo de todas las potencialidades del niño/a y para prevenir enfermedades. Es el momento de las oportunidades; porque se desarrollará la inteligencia futura y se forman los hábitos alimentarios perdurables.

La etapa prenatal y los primeros años de vida constituyen un período crítico para el desarrollo cognitivo, del lenguaje y de las destrezas sociales y emocionales de las personas.

Los mayores cambios ocurren en el cerebro y se dan durante los primeros dos años de vida. Se trata del período de la vida en que el cerebro experimenta un crecimiento único: su tamaño se duplica y el número de sinapsis neuronales crece exponencialmente.

Este crecimiento y desarrollo cerebral está determinado en gran parte por una buena nutrición, pero también por la experimentación y la vivencia de experiencias emocionales enriquecedoras. La nutrición, la salud y la protección y cuidado en esta etapa constituyen los nutrientes esenciales que el cerebro necesita para desarrollarse.

La forma en que los niños y niñas son criados o atendidos en los primeros años de vida puede influir el funcionamiento cerebral por el resto de la vida e incluso repercutir en futuras generaciones.

La nutrición en los primeros 1000 días no impacta únicamente en la salud a corto plazo del bebé, sino que también tiene un profundo impacto en su salud a largo plazo, es decir en la adultez.

Aquello que sucede durante los 1000 días puede afectar el riesgo de padecer enfermedades no transmisibles tales como la obesidad, retraso del crecimiento, diabetes, alergias, y enfermedades cardíacas en la edad adulta.

La nutrición adecuada de un niño comienza con la alimentación de la madre, sigue con la leche materna y continúa con alimentación complementaria adecuada, a partir del sexto mes. A continuación, se describen pautas generales de cada una de estas etapas.

EMBARAZO

Durante este periodo es fundamental el cuidado nutricional. Cabe destacar que el desarrollo de un embarazo saludable no solo inicia desde la concepción sino con mucha más anterioridad de lo que nos imaginamos, es primordial que la mujer inicie su embarazo con un estado nutricional normal, y en este caso no solo se refiere al peso corporal, sino a todas las reservas nutricionales corporales que desempeñarán un papel fundamental al inicio del embarazo, por ejemplo, la suplementación de ácido fólico preconcepcional.

En relación al aumento de peso total al término del embarazo, si la mujer inicia el embarazo con un Índice de Masa Corporal normal será de 11.5 a 16 kg. Si inicia con bajo peso podrá aumentar de 12.5 a 18 kg. Diferente es la situación de mujeres con sobrepeso u obesidad, que solo podrá aumentar de 7 a 11.5 y de 5 a 9 kg respectivamente.

Las deficiencias de micronutrientes como el calcio, el hierro, la vitamina A o el yodo pueden producir complicaciones en el embarazo tanto para la mamá como para el bebé.

La educación y el asesoramiento sobre nutrición se centran en mejorar la calidad de la dieta. Por lo cual es importante que dentro de los controles prenatales esté pautada la consulta con un Licenciado en Nutrición.

LACTANCIA MATERNA

En los primeros meses de la vida extrauterina la lactancia materna cubre las necesidades tanto nutricionales como psicoafectivas del bebé. Es un derecho del niño o niña, y también un tiempo de aprendizaje compartido.

La «Norma de Oro» es la recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), por UNICEF y por las sociedades científicas en Argentina y el mundo, como la Sociedad Argentina de Pediatría; también cuenta con el aval del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación y el respaldo de la ley de «Lactancia Materna. Promoción y Concientización Pública» (Ley 26.873, 2013). Esta norma propone: “Lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses y lactancia materna continuada hasta los 2 años o más.”

Esto significa que durante los primeros 6 meses el niño debe recibir solamente leche materna, sin agregado a su alimentación de ningún otro alimento ni bebida (ni agua, ni jugos, ni tés).

La lactancia nutre no sólo desde el punto de vista biológico sino también desde lo afectivo, al promover el contacto entre el bebé y la madre, y facilitar también el apego.

Una pregunta muy frecuente es ¿Qué hacemos durante la enfermedad del niño? – ¿Continuamos con la lactancia materna?

La respuesta sería: NO hay que suspender el pecho, ya que la leche materna no sólo sigue cumpliendo una función nutritiva, sino que, a través de ella, la madre le transmite al bebé inmunidad específica.

ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA

El patrón de alimentación que se recomienda seguir es:

• A partir de los 6 meses: lactancia materna + 1 o 2 comidas complementarias.

• A los 7-8 meses:lactancia materna + 2 o 3 comidas complementarias.

• Desde los 9 a los 23 meses:lactancia materna + 3 o 4 comidas complementarias.

A partir de los 6 meses de edad:

• Papillas de cereales (arroz, fécula de maíz, harina de maíz).

• Hortalizas bien cocidas (papa, batata, mandioca, zapallo y zanahoria).

• Carne sin grasa visible (de vaca, pollo, cerdo o conejo), a la plancha, parilla o hervida y bien desmenuzada. La introducción de las carnes debe ser temprana por su importante aporte de hierro.

• A los purés se les puede agregar salsa blanca, ricota o queso cremoso.

• Puré de frutas maduras (manzana, banana, pera o durazno) bien lavadas y peladas.

• Bebidas: agua potable.

¡Atención! Estas son pautas generales, insisto en la importancia de la guía por parte de un nutricionista para continuar con estas etapas de manera adecuada.

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