Lic. María Florencia Medina. (MP 559) Psicóloga esp. niños y adolescentes
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Como ya hablamos en varias oportunidades la crianza positiva es un estilo de crianza basada en el respeto, el reconocimiento y amor mutuo entre padres e hijos. Sobre la cual nos falta mucho camino por recorrer para aclarar algunos tabúes como por ejemplo que con este estilo de crianza no se ponen límites, o no se les dan responsabilidades a nuestros hijos. Por el contrario todo ello se trabaja a diario pero desde el entendimiento y por supuesto desde el ejemplo.

La forma en la que nuestros hijos e hijas enfrentaran el mundo mañana, comienza con el ejemplo que les damos. Ellos imitaran nuestra forma de actuar más que aquello que les decimos. Lo que ven y viven a diario es lo que recordaran.

Por ello si hablamos por ejemplo de enseñarles tolerancia que parece ser la gran consulta de estos tiempos, primero debemos poder quitarnos esa exigencia que muchos padres, madres y tutores tienen de creer que siempre deben tener las respuestas y la solución a todo (además que deben ser inmediatas). Y poder confiar en las capacidades de nuestros hijos.

Para lograr transmitir esto primero deberíamos volcar la mirada hacia nosotros mismos y aceptar que tenemos días en los que podemos usar nuestras mejores herramientas y nos sentimos empoderados y felices por así poder hacerlo, pero que también hay días en los que solo podemos pensar en superar ese momento de la mejor manera. Porque para poder sentirnos fuertes en este hermoso pero difícil camino de la crianza debemos aceptar que ello implica altos y bajos. Momentos de disfrute y momentos de conflicto. Y empezar a ver el conflicto como una oportunidad de cambio más que como un obstáculo sin sentido que solo se debe superar rápidamente.

¿Entonces porque practicar la escucha activa de sus opiniones? ¿El acompañarlos a tomar decisiones, pero respetar sus tiempos? ¿Darles responsabilidades acordes a su edad? Justamente porque su autonomía de adulto, comienza con las responsabilidades que les demos hoy en la infancia. La forma en que resolverá sus problemas comienza cuando por ejemplo a los 3 años les damos tiempo para resolver. Su confianza en sí mismo empieza cuando nos tomamos el tiempo para escuchar su opinión.

Y sobre todo recordemos que para criar adultos fuertes y tolerantes, debemos atravesar el proceso con ellos desde la primera infancia, aprender del camino. No sirve de nada si cuando un niño de 2 años hace un berrinche rápidamente le damos un celular, en lugar de tomarnos el tiempo de abrazarlo, hablarlo y enseñarle distintos caminos para autorregular sus emociones como por ejemplo que estamos allí para ellos, y que los entendemos.

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