Asesoramiento: Lic. M. Florencia Medina • Psicóloga Especialista en Niños y Adolescentes MP 559
NEO Centro Terapéutico Integral • Belgrano 731 2° 5, S. S. de Jujuy

Se espera que un niño duerma toda la noche sin mojar la cama entre los dos y los cuatro años. Cuando esto no ocurre, o cuando aparece de manera secundaria, es decir el niño deja de mojar la cama y luego vuelve a hacerlo se constituye en una problemática familiar. Que además suele ser muy frustrante tanto para el niño como para toda su familia.

La edad que especificamos es bastante amplia teniendo en cuenta que el desarrollo no se da manera estable y lineal, sino que cuenta con periodos de inestabilidad, de adaptación y desadaptación, durante los cuales debemos buscar estrategias como adultos para acompañar a nuestros hijos a superarlos y continuar con su proceso de aprendizaje.

Generalmente los niños a los dos años ya controlan esfínteres, es decir ya dejaron los pañales o están en un momento avanzado del proceso. Coincide con el tiempo en que empiezan a ir al jardín, donde si pueden continuar ocurriendo “accidentes”, de día o de noche. Hablamos de mojar la cama, pero puede ocurrir que mi hijo o hija se haga pis de día, de noche o ambas.

Debemos tener en cuenta que la velocidad del desarrollo normal es diferente de un niño a otro, es por eso que a veces lo que usamos con un hijo, no nos resulta con otro, o que los tiempos no son exactamente iguales. Por eso no debemos tener temor en solicitar ayuda, para poder acompañar el aprendizaje de cada hijo de una manera diferente si es que lo necesitamos.

¿PUEDEN CONTINUAR OCURRIENDO “ACCIDENTES” LUEGO DE LOS 4 AÑOS?

Sí, de hecho, hasta los 5 años la prevalencia sigue siendo alta, e incluso a veces tenemos consultas hasta los 18 años. Porque puede aparecer como un signo de algo que está ocurriendo ya sea en el contexto familiar, o en algún otro contexto del que el niño o el adolescente forman parte. Aquí resulta mucho más urgente e importante consultar para poder abordar la problemática.

Las intervenciones que los padres realizan sobre la conducta del niño como no darle liquido un tiempo antes de ir a dormir, levantarlo en medio de la noche medio dormido y llevarlo al baño, etc, si son de utilidad. Pero no debemos olvidar que esto es algo que también afecta al niño, y no es algo que hace a propósito la gran mayoría de las veces (solo un porcentaje muy pequeño presenta la llamada enuresis de manera voluntaria, a modo de oposición o desafío, y suelen presentar otras dificultades que se deben abordar con la familia).

Es así, que unir al niño al problema, es decir, ponerlo en el centro como si fuera un problema “lo que hace”, no suele ayudar. Es necesario comprender que es algo separado de él, y que lo afecta tanto como a su familia. Por supuesto, que mientras más grande es, mayores complicaciones aparecen como que los compañeros empiezan a darse cuenta y esto afecta más su autoestima. Mientras que el logro del control de esfínteres incrementa la autoestima del niño al incrementar su autonomía.

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