
ASESORAMIENTO: Lic. Fabiana Alejandra Cisnero. (MPC 3342)Esp. Educación Especial • Psicopedagoga
CONCIENCIA Centro Pediátrico de Evaluaciones cognitivas• Cnel. Dávila 791, Bº C. de Nieva, S. S. de Jujuy • 388 5121111
Me encantan las plantas, cuidarlas, observarlas crecer, admirar sus colores, percibir sus aromas. Con el tiempo he aprendido que cada una tiene un tiempo de crecimiento, un proceso. Algunas requieren más sol que otras, otras menos agua y más sol, la variedad es infinita porque no todas son iguales.
Nuestro rol como padres/madres se basa en saber qué necesitan o no nuestros/as hijos/as, para lograr que crezcan plenamente, no solo en lo que respecta al aprendizaje, sino en lo que implica ser personas.
Ahora bien, ¿qué sucede si en mi intención de “apurar” el crecimiento de mi hermoso jardín agrego más agua de la debida o en su defecto, no agrego la cantidad correcta? Sí, seguramente obtendré un resultado
opuesto al que busco.
La enseñanza tiene bases similares, no podemos apurar los procesos, aunque nuestras intenciones como docentes o padres sean las mejores, debemos ser capaces de comprender que el exceso o la carencia de información no son los mejores aliados para fortalecer los aprendizajes. Debemos saber que cada etapa
de desarrollo de nuestros hijos/as tiene un tiempo y un ritmo para adquirir los aprendizajes escolares.

En los niños/as más pequeños/as, el aprender se realiza de forma natural, lo innato por descubrir y apropiarse de lo desconocido tiene un rol fundamental. Durante los primeros años de vida, el niño/a se apropia del mundo que lo rodea, aprende de forma paulatina a aceptar pautas, reglas de juegos, nociones
de tiempo, el lenguaje se hace más fluido y las nociones lógicas se incrementan. Paulatinamente la concentración, la memoria y los procesos atencionales aumentan.
Alrededor de los 4 o 5 años, en el desarrollo típico, algunos niños/as son capaces de despertar interés por saber qué dicen las palabras, otros sin embarzo aun quieren centrar el interés por sus juguetes favoritos, algunos disfrutan de los dibujos y logran permanecer en sus sillitas y mesas sentados para “hacer las tareas”, otros aun prefieren dar una vuelta más por la salita.
La edad avanza, y con ella la capacidad para aprender y los intereses que les son únicos y los hacen iguales pero diferentes. Hoy la buena enseñanza se piensa para brindar a cada uno/a la posibilidad de aprender respetando sus ritmos, modos y formas de hacer propio lo desconocido. No debemos apurar sus
tiempos, debemos acompañarlos y sujetarlos, ni más, ni menos. Lo justo y oportuno.
