Asesoramiento: LIC. Ana Laura Domínguez. Fonoaudióloga Especialista en Neurolingüı́stica. Estudios auditivos en bebés y niños M.P. 1253
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Que el juego influye de forma muy positiva en el correcto desarrollo de los niños es algo que nada ni nadie se cuestiona, pero algo que puede pasarse por alto es la importancia del juego en el lenguaje de nuestros hijos.

Desde muy temprana edad, los pequeños emplean sus juegos para aumentar sus capacidades, no sólo cognitivas, sino lingüsticas, motrices y sociales.

Es decir, el juego es una herramienta de desarrollo global del niño.

Debemos considerar que cuando nuestros hijos juegan, los fracasos o errores no son tan graves como podrían serlo en cualquier otra circunstancia de la vida diaria (no es lo mismo no pronunciar bien algunas palabras mientras juegan que no hacerlo en la escuela).

Del mismo modo, la finalidad del juego es cambiante según como se desarrolle el mismo; nuestro pequeño/a, ira ́modificando el objetivo final de su juego para adaptarse a los medios con los que cuenta para jugar; ¿no tenemos monedas para jugar al mercado y comprar estas frutas? No pasa
nada: ¡jugamos a recoger las frutas de la huerta!

Esta facilidad para adaptarse nos hace ver cómo dan rienda suelta a su fantası́a, y esto es muy importante ya que de lo contrario no es difı́cil comprobar cómo si no pueden cambiar el juego según sus necesidades e inquietudes, los niños se aburren rápidamente con esa actividad.

Finalmente, algo obvio es que el juego divierte, incluso cuando existen dificultades que hacen que sea un poco más complicado alcanzar la meta. Pero también es verdad que, sin estas trabas, el niño no encontrarı́ a atractivo a lo que está haciendo, y dejarı́a de hacerlo enseguida.

El juego tiene algo mágico que hace que en los niños se estimule y propicie la adquisición y el desarrollo del lenguaje.

Cómo “usar” el juego

Los primeros años de vida el juego debe ser libre y espontáneo surgido a partir de su propia iniciativa, no dirigido por el adulto.

No obstante, a pesar de que el juego sea espontáneo, los padres jugamos con nuestros hijos para lograr alguna meta que tenemos en mente (a pronunciar palabras, aumentar vocabulario…)

Pero cuidado, ya que esto no significa que el niño deba jugar solo; ya hemos marcado en más de una ocasión los múltiples beneficios que tiene el que los padres jueguen con sus hijos. Eso sı́ : sin agobiarlos.

Asimismo, el que los pequeños jueguen con otros niños de edades similares tiene un papel importante en el desarrollo de nuestro hijo, ya que los prepara para poder hacerle frente a las distintas situaciones sociales que van a encontrarse a lo largo de su vida.

Juego y lenguaje

Lo más importante que se puede decir en relación con el juego y al lenguaje es que la lengua materna se aprende con mayor rapidez en una situacion de juego.

Además, curiosamente, formas de hablar más complejas aparecen primero durante el juego que en situaciones cotidianas.

Sin lugar a duda, el juego contribuye a estimular la adquisición y el desarrollo del lenguaje. Si hablamos de bebés, podemos comprobar como los adultos y niños mayores hablan con ellos de una forma bastante peculiar y muy lúdica y nos damos cuenta entonces de que lo que hace que un niño
desarrolle su lenguaje son las oportunidades que tenga de jugar con el lenguaje.Por qué es preocupante que los niños no jueguen tanto como antes.

“Me voy a jugar” es una frase que muchos hemos pronunciado innumerables veces a lo largo de nuestra infancia. Hoy, cada vez menos niños la repiten durante cada vez menos años de sus vidas: según algunos estudios, los niños juegan menos que antes –una hora y media diaria– y dejan de jugar antes con juguetes, porque prefieren los dispositivos electrónicos.

El juego ha estado presente en todas las culturas y épocas. La inmadurez del cerebro infantil les permite obtener provecho del juego, a través del que
pueden ensayar comportamientos, simular situaciones, practicar conductas, aprender a controlar su atención y sus emociones, ir aprendiendo elementos del contexto social e irse incorporando poco a poco al mundo adulto. Ası́ es que los beneficios son múltiples:

Fı́sicamente: estimulando la evolución del sistema nervioso.

Psicomotrizmente: favoreciendo el equilibrio y el control muscular.

Cognitivamente: desarrollando el pensamiento y la creatividad.

Socialmente: posibilitando el contacto con iguales y aprendiendo normas de comportamiento.

Afectivo-emocionalmente: procurando placer, equilibrio psicológico o dominio de uno mismo.

El juego simbólico, que aparece entre los 2 y 3 años, está centrado en el uso de sistemas simbólicos como el lenguaje, la lectura, el dibujo o la música y favorece el desarrollo de capacidades para reflexionar sobre las experiencias, emociones, etc..

Los juegos de reglas incluyen desde juegos al aire libre hasta juegos de mesa. Permiten desarrollar la comprensión de las reglas y aspectos de la vida social como respetar turnos, compartir o comprender las perspectivas de los otros. El juego de simulación o ficción, en el que los objetos se transforman para representar a otros (una escoba que representa un caballo, un dedo hace de pistola…), aparece alrededor del primer año y es una vı́a de desarrollo del pensamiento abstracto, por lo que tiene implicaciones en sus futuras habilidades cognitivas, sociales y académicas.

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