Asesoramiento: Lic. Fabiana Cisneros. Licenciada en educación especial – Psicopedagoga (MPC 3342)
CONCIENCIA – Cnel. Dávila 791 – B° Ciudad de Nieva – S.S. de Jujuy Cel. +54 9 3885121111
Centro de Rehabilitación “Santa Maria” Armonı́ a 320 B° Chijra – S.S. Tel. 4264628
Ser niño/a significa un mundo de emociones, significa simpleza, ternura, vulnerabilidad y un sinfı́n de adjetivos más.
Cada ser humano llega al mundo desprovisto de todo y es la figura materna la que los sujeta y vincula con los otros, y a través de la mirada de ese
otro, toma sentido su existencia, al reconocerlos como un ser único le damos lugar e importancia en el mundo de vı́nculos y relaciones.
Un niño es un entramado de significantes, lo que un adulto deposite y proyecte en él será lo que hará desplegar habilidades, capacidades y deseos, como ası́ también, aquello negativo será el mayor de los obstáculos.
¿Quién no miró jugar a un niño y dijo alguna vez “Quién pudiera volver”?.
La infancia es una etapa llena de magia, donde los unicornios, las hadas y los superpoderes son el mayor tesoro, creer aun en los reyes magos, el ratón Pérez o en muchos otros personajes fantásticos, es propio de esa etapa sin igual y los adultos debemos asegurarnos que se mantenga como tal cuidar que no sean vulnerados, asegurar sus derechos, acompañarlos y verlos crecer de manera sana y saludable.
Cuidarlos significa en la amplitud de la palabra no solo alimentarlos y vestirlos, también significa jugar con ellos, compartir momentos, lugares, placeres.
Volver quizás a ser niños, atrevernos a sacarnos los zapatos, a entrar al mundo de las muñecas, los autitos, buscar el mejor circuito para andar en bicicleta, compartir aquella peli que tanto le gusta y ya vio mil veces, pero esta vez en compañı́ a nuestra.
Pensemos en regalarle a nuestros niños/as, más que regalos, experiencias inolvidables, entremos por un momentoen ese mundo de imaginación, salgamos de la rutina, dejemos por un momento las pantallas y por qué no, que no sea solo un momento, sino una práctica cotidiana. Pensemos en calidad y no en cantidad.
Regalemos actividades que incrementen la curiosidad, donde sean activos creadores, Investigadores/as y se acreciente el deseo por aprender, despertemos aquello que alguna vez sentimos al ser niños/as.
Por último y no por ello menos importante, los escuchemos, regalemos el tiempo de la escucha, el intercambio y la comprensión. Regalemos el tiempo de los buenos ejemplos y enseñemos a valorar al otro tan distinto, pero tan igual a mí.