Mindfulness -Calle Alberdi 44 S.S. de Jujuy

Sofı́a llega al consultorio a contarme que le preocupa Lucia, acaba de cortar con Facundo y “ella lo único que quiere es salir a escabiar” mientras, me espera Tomas, que me cuenta apenado que su papá lo llevó a comer el dı́a del padre y lo dejo rapidito en su casa porque tenı́a que ver a la nueva novia. En medio de las sesiones me tomo un café y escucho el audio de la mamá de Marı́a que me dice “ya no soporto a esta mocosa que se pira
con el auto y no dice donde va, ¡fı́jate que haces!”. ¿Y ahora qué? ¿Dónde está el problema? No dejo de preguntarme.

Las antiguas construcciones teóricas sobre el adolescente como un ser que atraviesa duelos por el cuerpo infantil, la identidad y los padres de la infancia que supimos estudiar en Psicologı́a Evolutiva de la Adolescencia ya no estarı́an aplicando para este momento de la historia.

Sigue siendo la etapa más compleja y desafiante tanto para padres, para educadores y para terapeutas la adolescencia. En este perı́odo ocurren cambios drásticos que afectan la biologı́a, la conducta, la manera de ver el mundo y la forma en que los otros nos ven.

Las teorı́as más actuales nos dicen que el cerebro es un órgano flexible, producto de una compleja interacción entre genética, ambiente y experiencias vividas. Es por eso que conocer cómo funciona el cerebro en desarrollo en especial en este momento vital es abrir oportunidades para que los adultos comprendamos y atendamos mejor la problemática de los adolescentes en este tiempo. La adolescencia es una fase en la que se producen cambios hormonales, emocionales, cognitivos y conductuales. Es en esta etapa donde el cerebro infantil va a sufrir un proceso de
“eliminación” de células cerebrales, en el término conocido como la “poda sináptica” en el cual, las neuronas más utilizadas se fortalecen y sobreviven y las que no se eliminan.

Desde la perspectiva neurocognitiva, el incremento de redes de asociación en áreas prefrontales y frontales de la corteza cerebral, es un proceso que, si resulta acompañado, integrando áreas y favoreciendo nuevas asociaciones, puede convertirse en una optimización de los procesos, ajustando más y mejor los circuitos cerebrales de áreas asociativas superiores, que se asocian a niveles superiores de conciencia. En este momento es que aparece la oportunidad de proteger esos sistemas asociativos, pues nos darán más chances de que el adolescente cuente con la posibilidad de fabricar respuestas creativas ante los desafı́os cada vez más crecientes a los que se enfrenta.

Algunos jóvenes experimentaran, si logramos este objetivo, un incremento en la sensibilidad social y emocional, desarrollando la toma de perspectiva y el autoconocimiento, y revisando su propio lugar en la sociedad, con acciones más comprometidas y responsables con el medio ambiente y con el cuidado de los otros.

El desafı́o más importante del abordaje terapéutico en la mayorı́a de las situaciones que se nos presentan en la práctica clı́nica con adolescentes es el ejercitar nuevos roles y el cuestionamiento, por el lugar asignado y/o asumido en el sistema familiar de origen, (aunque los adolescentes de hoy
se prefieren como modelos a seguir, decididos y querellantes), en la consulta lo que nos piden es, que aparezcan, que seamos adultos, que podamos brindarles sistemas de creencias y valores desde las cuales entender el mundo y posicionarse comprometidos.

Darles… ¿Cómo, que ́ ? Si nos ven peleando en una esquina porque no pasó el semáforo en rojo, o porque lo paso.. si no toleramos esperar en la fila…si miento con descaro? Si los adultos no vemos nuestros desajustes difı́ cilmente será posible una versión superadora, más compasiva y alineada con el ser.

Esto, solo se puede pensar en integrar si reconocemos estos desajustes en nosotros “los adultos”, sabiendo de ellos o automatizados, no se trata de decir “yo ya hice mi vida, bien o mal, ahora te toca a vos, pibe”.

Nos toca, como terapeutas, ejercitar “sensibilidad” a las necesidades del consultante adolescente, a fines de “potenciar el impacto de la intervención”.
Y Como?, me pregunto, creo que con respeto, tanto a los tiempos de atención propios del momento vital y de las condiciones personales, se pueden
acrecentar los puntos de contacto, que se sienta empatizado por esta figura que puede funcionar como un intermedio entre sus padres y el mundo
adulto, permitiendo que las intervenciones sean potenciadoras de crecimiento y de buen pronóstico del proceso.

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