Asesoramiento: Lic. Fabiana Alejandra Cisneros • Especialista Educación Especial • MPC 3342 Psicopedagoga
CONCIENCIA Centro Pediátrico de evaluaciones cognitivas – Cnel. Dávila 791 Bº C. de Nieva • Cel: 388 5121111
Centro de Rehabilitación “Santa María” – Armonía 320 Bº Chijra • Tel: 4264628

El juego es una herramienta rica en sí misma, permite el despliegue de habilidades que posibilitan y potencian los procesos de aprendizaje, en los niños supone una actividad que alienta la práctica de aptitudes que pueden trasladarse a la vida cotidiana, paralelamente fomenta la motivación, la habilidad para resolver problemas y la mejor forma de adquirir conocimiento.

Cuando un niño juega, se activan regiones del cerebro que hacen que la motivación se incremente y con ello la predisposición hacia el aprendizaje, los procesos atencionales y el placer por la actividad se potencian.

Cuando un niño juega, crea, imagina, reflexiona, interactúa con un otro, aprende con otros, busca alternativas y enriquece su mundo simbólico, lo que le permite una mejor interpretación de la realidad. Es un “como sí”, que permite la representación mental del objeto y el despliegue del lenguaje socializado.

El juego significa la oportunidad de conocer, representan retos cuyos logros se traducen en grandes beneficios que a su vez brindan seguridad y confianza en sí mismo, obtener recompensas y favorecer el desarrollo cognitivo, motriz y social.

Entonces, ¿Cómo enriquecer las situaciones de aprendizaje a través del juego? Potenciando actividades que permitan el placer de descubrir, inventar y ampliar la capacidad de pensar, proponiendo actividades cooperativas, donde el respeto por las pautas sea básico para la acción fortaleciendo valores, el compañerismo y la tolerancia.

Si pudiéramos pensar en un método efectivo para aprender, el juego es el más indicado, si articulamos juego con educación obtenemos una herramienta fuertemente valiosa en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Todos/as los/as niños/as pueden aprender divirtiéndose, necesitan una escuela que los contenga, que les permita un aprendizaje basado en sus intereses y necesidades, con elementos lúdicos que potencien su desarrollo integral, incentivando las competencias motoras, vinculares y emocionales.

Aprender jugando es la puerta de acceso a la adquisición de aprendizajes que se fijan en la memoria de manera significativa, es más efectivo cuando los niños/ as son felices y siendo felices, se aprende mejor. En este sentido toda situación de aprendizaje basada en el juego para que sea un andamiaje válido debe estar planificada, organizada, con un sentido definido y específico.

En términos generales, esta actividad satisface la necesidad humana de expresar la curiosidad, sentimientos y emociones, permite disfrutar y utilizar la capacidad imaginativa e innovadora, de lo que en un mundo futuro serán los elementos constitutivos de las “competencias del siglo XXI”.

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